Había una vez una luna redonda y un brillante cielo.
Juanito la miraba y la miraba.
Juanito quería tocar la luna.
Quería saber si era fría, o tibia, o caliente. Pero la luna estaba alta, muy alta.
Entonces Juanito se subió al techo más alto de la casa más alta del pueblo. Pero la luna estaba más alta todavía.
Entonces Juanito llevó una escalera muy alta al techo más alto... Pero la luna estaba mucho más alta, muchísimo más alta todavía.
Y pasó un pájaro rojo, con las alas de color del fuego.
- ¿me llevas a la luna?- Preguntó Juanito.
Y el pájaro le dijo que si, porque era de los que llevan hasta la luna.
Y el pájaro voló y voló. Voló más alto que las nubes blancas. Y llegó hasta la luna redonda y brillante.
Juanito tocó la luna con las dos manos y dio una vuelta carnero. Y se llenó el pelo de polvo lunar.
Y después le dijo al pájaro rojo.
- Volvamos
Y el pájaro rojo voló y voló hacia abajo. Más abajo que las nubes blancas. Más abajo que las montañas.
Voló hasta la escalera que estaba en el techo más alto de la casa más alta del pueblo.
Y Juanito bajó de la escalera. Y bajó del techo. Y se sentó a mirar la luna redonda y brillante. Y se sacudió la cabeza y el polvo lunar despacito, despacito, se fue cayendo al suelo.
Fin .
